::ern:: versión 2009 2.0Ayer decidí cambiar mi aspecto. Desde hace unos días traía el gusanito, pero por "angas o por mangas" no pude hacerlo, pero por fin quedó.
Tengo tantas pensamientos que quisiera escribir, pero me falta tiempo, insisto, necesito días de 38.7 horas como mínimo.
Delfo se va el sábado, pero por motivos laborales no lo veré hasta dentro de 10 días. Lo voy a extrañar muchísimo.
No sé en qué momento dejé de darme tiempo para escribir, si en realidad es algo muy terapéutico y que me gusta hacer. Son como periodos en la vida donde se extrañan cosas, y sí, justo ahora traigo este raro sentimiento de añoranza pasada. Mi casa, mi familia, mis amigos, la gente que he conocido y que por alguna u otra circunstancia he dejado atrás.
Me gusta releerme, replantearme, renovarme. Y justo es el momento de hacerlo.
Tengo tantos planes que la cabeza se me satura por ratos, y aunque sé que es cosa de ordenarlos y ponerlos en marcha, siempre hay tiempo para todo lo que quiero y necesito hacer.
Playa del CarmenHace justo una semana empezó un viaje hacia tierras sureñas, para mi gusto, las mejores del país. El destino: Playa del Carmen. El reencuentro con mi amiga Jimena fue tan emotivo como todo lo que hicimos por allá. Ivette y yo llegamos a comer un delicioso pescado al horno. Nos fuimos a casa de Jimena donde nos enteramos de la muerte del gran Maikel Yakzen mientas veíamos El abuelo y yo. Tratamos de dormir para recuperar fuerzas, pero fue inútil con el calor tan bochornoso que hacía.
Ya bañados y perfumados fuimos a la "5a", avenida principal en Playa donde está todo lo que tiene qué estar: miles de antros, bares, cafés, restaurantes, botiques, y hasta un pequeño Liverpool, por supuesto, dos Starbucks, Haggen Däzz y muchìsimos Seven eleven.
Entramos al hotel boutique In Fashion donde nos echamos unos tragos para luego irnos al Coco Maya, un barecito en la playa. De ahí al Blue Parrot donde todo iba increíble hasta que nos movimos para ir a Dubai; el antro que también está en Altavista. Regresamos al Coco Maya y terminamos muy cansados y picoteados por los moscos que en el regreso nos atacaron sin piedad.
El viernes estábamos puestísimos para ir a Playa Maroma, considerada la más bonita de todo el mundo, pero resulta que los cabrones políticos hijos de su puta madre la habían cerrado por una boda. Ivette y yo nos mega emputamos y decidimos no discutir con la seguridad incompetente del lugar.
Nos movimos a Puerto Morelos, donde la vista de un mar claro y las olas suaves nos pusieron en nuestro punto más alto de relajación total. Era como si poco a poco todos los problemas se esfumaran y el mar nos envolviera con su ritmo perfecto. Chela en mano no pude mas que disfrutar esos hermosos momentos y darle gracias a Dios por todo lo que hasta ahora me ha dado.
Ya en la noche, y de regreso en casa, vimos a Jimena y nos arreglamos para ir a Coco Bongo de Playa. ¡Que lugar! Es la fiesta total, y gracias a que Jimena consiguió cortesías, por módicos 300 pesos nos hicimos acreedores a una barra libre de locura. El resultado fue que terminé mojando a Jimena y a Ivette arriba de la barra, y los tres acabamos fumigados y muertos de risa y cansancio, la mejor de las noches.
El sábado, con la terrible cruda que nos cargábamos fuimos a comer a un lugar maravilloso arriba de un árbol, donde dejamos la mitad de la comida por culpa de nuestro estado. Nos fuimos a Playa, a tirar en el sol y a dormir, el día estaba algo nublado.
Regresamos a casa para arreglarnos e irnos a Cancún, que queda a una hora de Playa. El lugar elegido fue The City, un antro enoooorme y con su típica barra libre que destrozó nuestros estómagos y decencia, dicho sea de paso.
Terminamos tardísimo, llegando a Playa con el amanecer. Nos dormimos unas horas y preparamos todas nuestras cosas porque Ivy y yo nos íbamos a quedar en el hotel de Jimena. Llegamos como a las 12, a un hotel realmente bello, pese a todo lo que nos decía Jimena de que a ella no le gustaba.
El lugar está en medio de manglares y con una vista espectacular al mar Caribe, comimos delicioso, bebimos mucho mejor y descansamos muchísimo.
Pretendíamos regresar a Playa para salir por la noche, pero nuestro cansancio nos ganó, así que nos quedamos en el hotel a disfrutar de sus lindas vistas y maravillosa vegetación.
El último día decidimos broncearnos de forma descomunal. ¡Y vaya que lo logramos! Con jugos naturales y vista espectacular, Ivy yo acabamos negros, pero felices.
Nos despedimos de Jimena, que estaba trabajando y como siempre le deseamos poder volver a verla pronto.
La quiero mucho, ojalá pueda repetir ese viaje muy pronto.
Y ahora, la foto del niu luc: