Los productos dermatológicos especializados me han traicionado
Hace algunos años yo sufría del terrible y doloroso acné. Mal de la humanidad. Pesadilla de pubertos calientes, de muchachas vanidosas y de chicos como yo. La verdad es que no era una situación de seguridad nacional, pero ps tampoco una cosa pa presumir con orgullo.
Ingresé con una dermatóloga especialista en el arte de los comedones, espinillas y demás asuntos grasurientos. Aunque las consultas eran careeeeesemas, bien valían la pena. Poco a poco recuperé un rostro si no bien lozano y de nalga de infante, pues sí normalito. Los productos que la famosa doctora Adame, o la “Dra. Domeboro” como la apodaba mi hermano Fernando haciendo alusión a un medicamento que tenía que embarrarme en la jeta, eran una maravilla, un milagro para la epidermis.
Uno de ellos llamado NeoStrata Solución compuesto del milagroso y ahora re sobrevalorado Ácido Glicólico que sirve hasta para combatir arrugas y no llegar al Botox; se hizo parte de mi rutina de limpieza y cuidado personal. En el justo momento de que un grano pretendía brotar impunemente sobre mí, NeoStrata hacía lo suyo y lo secaba en una noche, dejando mi cutis perfecto y sin complicaciones.
Desde esos días la botellita repleta de ácidos y químicos se volvió mi aliado, hasta hace poco cuando un grano atacó mi cachete izquierdo e inmediatamente apliqué una generosa capa del líquido. Todo iba bien, hasta que a la mañana siguiente, pensando en encontrar mi cachetito curado y perfecto para saludar a todos con un enorme beso descubrí que la zona en cuestión estaba totalmente roja e inflamada.
Pensé que iba a pasar, hasta el día de hoy cuando me vi en el espejo y la piel parecía caerse a pedacitos, con su plus de enrojecimiento.
Ahora mi piel está resentida y yo a punto del colapso nervioso. La solución será como me la dijo mi madre, curar la zona con aceites Ω3 y esperar la lenta recuperación.
Eso pasa cuando se deja todo a productos hechos por la mano del hombre. ¿Por qué no entendemos que la herbolaria cura todo? Una ramita de epazote nos saca las lombrices, la manzanilla limpia hasta la más asquerosa perrilla, la sábila regenera hasta la lepra y qué decir de los poderes curativos del boldo, la ruda, la hierbabuena, la hierba del sapo y una infinita lista creada por Dios padre para sus hijos pecadores y enfermizos. Jijiji.
Yo soy salud.
jueves, septiembre 06, 2007
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