lunes, julio 23, 2007

A veces uno se siente fuera de lugar
Como el jueves pasado. Según esto íbamos a empezar el precope en el Blackout, el nuevo lugar joteril de moda con motivo de la visita de mi amigo Erik (el que vive en Las Vegas) y pos resulta que sólo pasabas con reservación, cosa rara en un lugar nuevo. Me sorprendí de ver a tanta turba tan hermosa, chicos con un mood bastante mamonzón y viejas delgadas y perfectas hablando por Nextel.

Terminamos en Safari, lugar poco agraciado pero con chela barata y personajes únicos como una imitadora gorda de Gloria Trevi con cabello rubio platinado. La peda como era de esperarse fue monumental. Chela tras chela mi visión resultaba cada vez más borrosa hasta llegar a mi límite. Y cuando digo mi límite es porque se que la mala copa puede apoderarse de mí. Y la cabrona lo hizo, y de qué forma. Terminé gritándoles pura pendejada a Paco y Vin, mis dos amig”a”s y ya hasta me quería regresar sólo en taxi a las 5 de la mañana. Ese jueves cerró extraño, y de alguna forma el bajón llegó al día siguiente.

Viernes de tristeza y melancolía
Y así llegaron, sin avisar, sin decir ni agua va. Para empezar, salí tardísimo de la oficina. Llegué a casa. Vacía. Comí y reflexioné. De todo, de nada. De lo que no me gusta de mi vida y lo que quiero cambiar. De las cosas que a veces me resultan difícil de entender y de lo fácil que resulta darles la vuelta y seguir creyendo que no pasa nada. Dormí y soñé bien chido. Que volaba, pero cagado porque necesitaba dos listones azules para hacerlo y al terminar de volar, se fusionaban para convertirse en una paloma de origami. ¡Que alguien me explique!

Ya soy fiel asiduo del Centro
Y me gusta mucho caminar por sus calles. El sábado me salí tempranito para no agarrar aglomeraciones en la expo de la Frida. Estuve en Bellas Artes casi toda la mañana. La expo está bien, el montaje no tanto, las obras son casi las que todo el mundo conoce y las que están en el Dolores Olmedo o su Casa Azul. Hay dos que tres inéditas, y eso sí, muchísimas cartas y fotos. Hay una en especial de 1930, de la calle donde vivieron mi mamá y sus hermanos. Coyoacán antiquísimo, ese que sólo pocos conocen.

Me salí de ahí como a las 3 y pasé a Gandhi. Me sorprende que siendo la librería del país más publicitada (gracias a Ogilvy) no tengan los libros que les pides, y mucho menos sean capaces de ayudarte a conseguirlos. Me decepcionaron muy cabrón. De cuatro libros que pedí no tenían ni uno sólo. Caramelo de Sandra Cisneros, Las edades de Lulú, En jirones de Luis Zapata y Estatua de Sal de Salvador Novo.

Y ps si ya estaba ahí ni modo que no comprara nada. Así que terminé sustituyendo los títulos que quería por El retrato de Dorian Gray, el Materialismo histérico de Xavier Velasco, Da profundis de Wilde y el ABC del arte que desde hace un chingo según yo, me iba a comprar.

Ya de ahí, con chai latte con extracto de coco frío en mano caminé hasta el mero centro, pasé al Museo del estanquillo, aunque de rapidito porque la neta ya estaba rete agotadísimo, me compré una memela de esas de trigo verde pa’ la tripa y un Boing de guayaba. Pasé al Palacio y a Liverpool a ver los edredones y me compré mi paraguas de doble tela por 35 pesito. Llegué a casa cansado y con ganas de dormir.

¿Qué hacer en caso de robo?
Más bien, ¿qué decirle a tu amiga que te habla llorando el día de su cumple dándote el notición de que se metieron a su casa a asaltar? Así fue. Mi amiga Tan ya es parte de las estadísticas defeñas. El sábado salió con su Iván a comer y cuando regresaron… ¡oh sorpresa! No había mac, no había lap, ni cámaras profesionales carísimas ni euros ahorrados y mucho menos reloj de exquisito gusto de DKNY. Nada de nada. Y yo me pregunto, en qué pensará la gente que así de huevos se mete a tu casa y se lleva tus cosas. Seguro no conocen las leyes primarias del Universo.

Ya después de algo así, ni modo que le digas a tu amiga asaltada –oeeeei, vámonos a chupar para olvidar las penas. Así que el plan se modificó y terminé huyendo de el Giornnale café de Altavista hacia casa de mi novio donde tuvimos una cenita con ensaladas sabrosonas y vino tinto. Lástima que la peda que traíamos la Montse y yo halla sido interrumpida abruptamente por un video eteeeeeerno del ultrasonido de la próxima sobrina de Juan Carlos.

Por cierto, como nota al calce, qué aburridos, pero qué a-bu-rri-dos son los videos de ultrasonidos, a parte de que es lo mismo como 10 veces, la neta se ve re pinche y tienes qué estar adivinando y usando la imaginación para que tu mente transforme una mancha grisácea y amorfa en un “piecito” o un “ojo que guiña”. Por Dior! Si el baby a duras penas caga y duerme ya parece que va a andar mandando besitos y haciendo pendejada y media. En fin, o soy un culero grinch amargoso o no entiendo nada de maternidá aplicada.

Los domingos suelo no bañarme
Y me late, porque es como padre andar por la vida en tus jugos sin que nadie te moleste. A parte el baño del lunes por la mañana te sabe hasta mejor.

Justo ayer domingo mi hermano Pablo cumplió 22 años, y ps so pretexto comimos todos juntos y hasta mi papá se unió. Me eché varias copas de vino lo cuál me hizo entrar en un estado de letargo bien a gusto. Ya en la tarde me visitó mi amigo Paco y estuvimos pendejeando y amando a Justice y su canción dance. El plan es hacer muchas playeritas como las del video. Por lo mientras ya hice una de prueba y quedó chida, y fue a puro “esterbruc”.

Ya regresó Jimena
Y se emputó conmigo porque no he hecho nada de su maratón. Así que por este conducto, me comprometo a terminar su proyecto esta semana. Semana por cierto fría, húmeda y triste.

::Para después del velorio en Gayosso, nada mejor que consolarse con una hamburguesa de "Samy burger", un clásico contemporáneo ::


:: Por fin pude retratar al metro gay ::

:: Michael back! y los fines da chou gratis en el Centro ::

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