Donde debe elegir qué camino tiene qué recorrer. Y aunque no llegara nunca, las decisiones que tomamos, grandes o pequeñas siempre tienen consecuencias. Es así, no hay vuelta atrás ni regreso en el tiempo, porque aunque los hubiera, todo se vería minado de forma abrupta y sin control.
Hoy comí con mi papá y lo llevé a que conociera mi cafecito consentido del Chef Oropeza (el chef de las estrellas, jijiji). Platicamos muchas cosas. Y al final, justo antes de volver a entrar e esta horrible oficina me dijo que me notaba raro, que estaba como apagado, triste. Sí, completamente saturnino (amé esa palabra tomada de El retrato de Dorina Gray de Wilde). Me sorprendió muchísimo que mi papá pudiera ver cómo me siento, porque lo dijo así, con todas sus letras, directo y sin rodeos.
No pude contarle mis pesares, o tal vez no quise. Tal vez ni yo sé cuáles son. Tal vez estoy en la dolorosa etapa azul deprimente donde todo me da lo mismo. Tal vez es urgente renacer y dejar de llorar con canciones de P. Diddy como I missing you o pendejadas por el estilo. Jajaja. Basta. 3,2,1. A otra cosa.
Mañana hay inaugura oeeeeei
En el cyber lounge del Tamayo, a las 8. Promete, y aunque tenga qué ir sólo, ni pedo, ahí estaré. Qué diablos, dejemos la tristeza para otro día.

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